uans iu póp, iu cant estop!
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Ya me parezco uno de esos caretas que aparecen en TV todo el dia discutiendo boludeces, pero en realidad mi misión aquí es otra, ya que en esta ocasión seguiremos culinarios y les voy a hablar de un clásico.
Entiéndase como clásico aquel que perdura en el tiempo y en la historia: ¿Pringles? ¡Sí! éste, es un total clásico. ¿Y diganmé quién es la persona que no aguanta la tentación ante una Pringle de cebolla? Ok, después apestás todo el día con aliento a culo de toro encebollado, pero el placer es mayor, ¡definitivamente!
Cric, cric, crash, crac, una nacion de pelotudos masticando papitas importadas con logo de boludo italiano bigotudo.
En fín, todos las amamos y las seguimos idolatrando en aquellas góndolas de supermercados bacanes, mirándolas de reojo, rehusándonos a tirarlas con desespero al carrito, detapándolas con cautela evadiendo la cámara de seguridad, tratando de oler a través del sello metálico.
Perras inalcanzables, jugosas, deliciosas y asquerosamente caras...
Abro mi billetera, miro la misma y me pregunto -¿aceptan pelusas como parte de pago en este pituco establecimiento? Me queda una chance más y me pregunto nuevamente -¿aceptan mis bonos de nuevo pobre?
Mmmm, creo que no, y salgo del super cabizbajo, buscando el primer quiosco abierto y afirmo al tipo -"Dame unas Lays"
Triste mi vida eh...