Hidrolaveitor

¡Sí señores! como muchos experimentamos, a mediados de la década del 90 nuestro país recibió containers con toneladas y toneladas de estas hermosuras que te sacan la caquita de paloma del techo, te dejan brillante el mosaiquito cuadrado de la vereda, te limpian la piedra del frente, lavan el auto... en fin, que bonito y saludable es tener una hidrolavadora en casa!
¡La piscina queda como nueva en poco tiempo!, las palometas del calzón desaparecen con ese chorro tan violento y todo el mundo chocho los días domingos, ya que al folklór Argentino además del asado y Termidor, se le sumó esta bestia de turbina expeledora de agua.
Las hay de todos colores, de todos tamaños, caballos de fuerza y con muchos piquitos para hacer el chorro desde más malote a mas adorable...
Si son capitalinos, los ven en las estaciones de trenes a la noche, al portero divirtiéndose con la vereda y los de provincia las vemos por todos lados! Es que además de cajeros automáticos sin dinero ahora tenemos que cuidarnos de los viejos que sacan su chiche y te cagan a chorros que te vuelan la peluca.
En fin, el que no la tiene archivada en el galpón se me va corriendo al Easy más cercano, desenfunda la American Express y me compra este bombón, con un poco más de bronca ya que ahora está arriba de los $150 cuando tiempo atrás estaba en casi $70.
Para culminar, mientras posiblemente Bush planeaba llegar al gobierno y desatar la guerra, en Argentina derrochábamos agua felizmente limpiando todo lo que encontrábamos a nuestro paso.
Así es la vida, y nos encanta con una hidrolavadora...